Málaga

"Las medusas ni son un espectáculo ni un juguete", avisan en el Aula del Mar de Málaga

Un bañista muestra una medusa que ha cogido con su pala.

Un bañista muestra una medusa que ha cogido con su pala. / M. H.

Pescar medusas se ha convertido estos días en Málaga en una actividad más con la que pasar las horas en un día de playa. Tanto que cualquier utensilio es visto como bueno para intentar atraparlas, desde las palas y los cubos a las pequeñas tablas de bodyboard, incluso hay quienes ya salen de casa con redes para cazarlas mejor. Ante esta moda, desde el Aula del Mar avisan: “Las medusas no son ni un espectáculo ni un juguete”. Y no solo porque puedan ser un peligro por las picaduras, sino porque si lo que queremos es preservar el respeto por la naturaleza, “no podemos convertir la vida de un animal que está en su medio, por muy molesto que nos resulte, en una distracción o un juego”.

El tema es “delicado”, según expone el biólogo del Aula del Mar, Jesús Bellido, porque se pueden dar situaciones muy distintas con especies que son también muy diferentes entre sí. La idea que debe prevalecer siempre es la de “no intervenir, o hacerlo lo menos posible, en los fenómenos naturales”, insiste, aclarando que en cualquier caso lo que deberían hacer los bañistas es avisar a los socorristas de la presencia de las medusas para que sean ellos quienes valoren cómo actuar.

Partiendo de esta base, este experto explica que en el caso de las medusas grandes, las Rhizostoma Luteum, la forma de proceder puede ser diferente según dónde se encuentren. Así, cuando no está en la orilla aunque esté próxima a la costa, “lo ideal es dejar al animal” o “si se puede, empujarla para ver si hay suerte y se va mar adentro”.

“Porque yo saque cien medusas del agua en un día de plaga no le voy a facilitar el baño a nadie. No soluciono nada”

Distinto es, según señala, que estén en la zona frecuentada por bañistas. “Ahí sí es importante que se valore el posible peligro para los usuarios”, dice, entendiendo que “en algunas circunstancias una medusa de este tamaño, metida ya en el rompeolas con esos tentáculos, puede ser un peligro”. “En ese caso, si no queda más remedio, entendemos que se saquen”, afirma Bellido, sabiendo que su final natural es acabar varadas en la orilla –explica– y que lo que se está haciendo es “acelerar un poco el proceso buscando la seguridad de las personas”.

Dicho esto, el biólogo del Aula del Mar advierte que “sacar una medusa del agua no significa apalearla ni jugar con el animal” y, en este sentido, lamenta que se están transmitiendo “sensaciones muy negativas, especialmente para los niños”.

“A veces uno entiende la frustración de los usuarios que van a la playa y no se pueden bañar, pero no podemos dedicarnos a sacar medusas del agua por distracción”, insiste y critica que “en estos días en los que hay cientos de Pelagia noctiluca se ha convertido en un juego el sacarlas y amontonarlas. Es verdad que van a terminar en la orilla, pero ¿qué mensaje estamos trasmitiendo? ¿Que podemos intervenir de cualquier manera y matar a unos animales porque los vemos molestos?”.

Además de esto, apunta a lo inútil que resulta sacarlas de la playa cuando, como está pasando en estos días en el litoral de Málaga, hay una elevada concentración de las mismas. “Porque yo saque cien medusas del agua en un día de plaga no le voy a facilitar el baño a nadie. No soluciono nada”, sostiene. “A veces el trabajo del educador ambiental es desagradecido”, se lamenta.

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